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La memoria, el Alzheimer y los ejercicios

Por Jose A. Silié Ruiz
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joseasilieruizhotmailcom/14/14/22
miércoles 02 de octubre de 2019, 05:04h
Fuimos invitados como neurólogo, a dictar una conferencia en el restaurante La Forchetta, por los Laboratorios LAM, sobre el tema de la actividad física, los ejercicios y sus benéficos para el cerebro y particularmente para preservar la memoria.
Un ¨conversatorio¨ gratificante, con un grupo de distinguidos amigos geriatras, compartiendo nuestras experiencias con los medicamentos Donepril y Neurobiot, usados ambos muy exitosamente en todas las demencias. Tuvimos la oportunidad, de hacer una revisión de los aspectos más importantes de cómo el cerebro se beneficia de los ejercicios y de cómo la vida sedentaria daña nuestros cerebros y toda la economía humana.

Por largo tiempo los investigadores neurocientíficos han investigado el campo de la ´´movilidad¨¨, en procura de determinar los efectos beneficiosos del ejercicio físico para el cerebro. Se ha demostrado que hacer ejercicios reduce la resistencia a la insulina (disminuye la diabetes), reducen la inflamación (disminuyen los tóxicos neuronales), estimula la producción de factores del crecimiento, mejoran el estado de ánimo y el sueño, reducen el estrés y la ansiedad.

Uno de los aspectos de importancia que se derivan de ese aumento del factor de crecimiento celular, es que se ha demostrado muy claramente que este factor produce en las neuronas un acrecentamiento en su calidad de funcionamiento y en su sobrevida. Lo que habrá de derivar en una mejoría del aprendizaje. Hoy sabemos que el ejercicio tanto el físico como el intelectual, protegen contra el deterioro temprano de lo cognitivo, el llamado Déficit Cognitivo leve, que para muchos es la primera etapa del Alzheimer.

El estudio de la memoria, es uno de los campos más activos en las neurociencias. En una definición simple la memoria es: la capacidad de recibir una información, codificarla, guardarla y luego poder usarla. El acto de recordar, es esencial para sobrevivir lo que se pierde en el Alzheimer. Los neurobiólogos han identificado dos grandes tipos de memorias, la declarativa y la implícita. Estas a su vez tienen cada una tiene 3 divisiones.

La memoria declarativa, es conocida como memoria explícita esta requiere de esfuerzos como recordar números de teléfonos, los nombres de amigos y familiares, etc., se subdivide en: a-memoria de trabajo, esta es de muy corta duración, es el tiempo que dura recordar y marcar un numero de teléfono que nos acaban dar y se olvida rápido, b- memoria episódica, es de mayor duración como recordar calles, películas etc., c-memoria semántica, esta es de más larga duración y nos permite recordar lo estudiado desde edad temprana, como las matemáticas, la historia, etc.

La memoria implícita, también llamada memoria no declarativa, es una memoria a largo plazo que maneja los recuerdos de las cosas inconscientes y es la que influye en nuestras conductas sociales, recordando de manera automática lo que hemos aprendido en el pasado, sin el mayor esfuerzo para evocarla. Sus divisiones: a- la memoria procedural, es la memoria de las actividades motoras, esas que nos hacen recordar cosa que hicimos en el pasado y que tenemos que volver a hacer en el presente, como escribir a máquina o montar bicicleta. La b- la priming, es una memoria de asociación, coliga dos o más estímulos, por ejemplo saber que el color amarillo es de los guineos. C- la condicionante, esta es una memoria de asociación, por ejemplo la de los reflejos condicionados como los experimentos de Pavlov con los perros.

Se ha demostrado que la inactividad tanto física como intelectual, provoca una disminución de la neurogénesis (formación de nuevas neuronas) a nivel de hipocampo (área de forma de caballito de mar en el lóbulo temporal, lugar donde toda memoria consiente se inicia, y donde la memoria a largo tiempo se procesa) y hay por igual pérdida del volumen de las neuronas en esa área cerebral, que tiene que ver con la memoria, las emociones y es también centro del sistema nervioso autónomo. Por eso son más frecuentes la depresión y el Alzheimer en las personas que no tienen alguna de estas actividades, ni físicas ni intelectuales.
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