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Peligro de guerra.
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Peligro de guerra. (Foto: Alfonso M. Becker)

Si no cultivas la amistad con el Kremlin, los rusos se largan…

Por Alfonso M. Becker
martes 23 de julio de 2019, 18:00h
Todos los adversarios de Estados Unidos, todos sus enemigos ideológicos, y toda la basura oportunista de lacayos de medio pelo que aprovechan la actual correlación de fuerzas, celebran una suerte de fiesta multipolar a la espera de la última estocada contra el llamado imperio americano.
Es posible, probable, y casi seguro, que Capitol Hill se haya dormido en los laureles y que la reacción a los múltiples problemas que se presentan, estén ocurriendo a destiempo y con unas urgencias más parecidas a lo desesperado que a un protocolo ordenado de zafarrancho de combate; un toque de atención cívico-militar que - al menos- se asemeje, de cara a los aliados, a un simulacro para ejercitar la musculatura de la OTAN.

Quizás lo único tranquilizador para la indecisa Unión Europea es saber que la anglosfera sigue funcionando a pesar del “Brexit” caótico y de la creciente agresividad del ejército comunista chino con todos los vecinos en el Indo-Pacífico.

Parece, además, que Bruselas tiende a comprender que la Unión Europea se ha equivocado con el problema demográfico musulmán y que se dispone a revisarlo...

Las audaces estrategias militares de la US Navy con sus aliados en los mares de China, ya dejan ver que Japón, Australia, Filipinas, Nueva Zelanda, Taiwan, Korea del Sur e India, disponen de un plan para hacer frente a los chinos y a una Rusia que parece haber desistido de esperar inútilmente una alianza con el llamado Occidente…

Un grupo marítimo permanente aliado es la táctica inicial o prefacio de la narrativa para un buen contingente multinacional contra la expansión de Beijing. La respuesta ya está elaborada como discurso en todo el Indo-Pacífico.

La US Navy ha dado luz verde a un movimiento emergente de máquinas de guerra en las aguas azules, en las costeras, y luego a desparramar por el archipiélago la respuesta a China con grupos de asalto anfibio desperdigados por todas las islas…

Desgraciadamente, la única fórmula para proteger los contingentes aliados será desplegar una “archipielágica” defensa de cientos de miles de misiles y tratar de impedir los movimientos agresivos, tácticos o estratégicos, de la marina del Partido Comunista Chino. Los submarinos de Beijing serán contrarrestados con centenares de medios subacuáticos aliados...

La gravedad de lo que está ocurriendo hace pensar que la política exterior americana está haciendo aguas y no es muy fina cortejando al Kremlin.

Es evidente que algo se ha hecho mal cuando se ha cometido el grave error de lanzar a los rusos en brazos de China… Solo un imbécil en teoría geopolítica puede haber cometido tal cúmulo de errores ante el Partido Comunista Chino y su líder supremo Xi Jinping.

Se supone, de buena fe, que el arsenal semántico desplegado haya sido el más aberrante error al denominar “imperio en ciernes” a lo que realmente es ya un genuino imperio chino por todos los sitios donde lo mires.

Ahora todo son prisas absurdas y emergencias desorganizadas. Afortunadamente,
Canadá, Reino Unido, Francia y la India ya están llevando barcos de guerra a la zona… Lo que significa que en la Unión Europea van a defenestrar a todos los políticos pusilánimes para dar sitio a los fuertes que deben afrontar una guerra...

Es natural que Vladímir Putin se haya convertido en la “emperatriz a seducir” por todas las partes. El asunto es tan serio que todos los movimientos de ficha en las sombras sean el revuelo más importante desde la Segunda Guerra Mundial.

Algo que sabe y que advierte Rusia es que reconoce a China como un poder asociado que le ha permitido resistir las sanciones de todos aquellos socios internacionales que nunca trataron a Rusia como un igual…

La declaración se ha convertido en advertencia para que quede claro que, desde ahora, el Kremlin no se conforma con ser un “igual” en Europa, sino que exige el tratamiento de un poder, al menos, como el de Estados Unidos...

No deja de ser curioso que estemos a punto de celebrar el 75 aniversario de la victoria aliada sobre la Alemania nazi (el año que viene) y que muchos ineptos del bipartidismo estadounidense ni siquiera recuerden que Rusia y Estados Unidos fueron aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Es posible que algunos incultos, embotados con el surrealista y frío cerebro del “maccarthysmo”, sigan empeñados en una cold War incoherente y absurda ante una Rusia que puede y debe estar integrada en la cultura judeocristiana, y formar parte de la Unión Europea con una negociación “especial” que le corresponde -sin duda- por ser un gran poder militar y la nación más grande y con más recursos del globo terrestre.

No reconocer esto y dar palos de ciego es contraproducente a la hora de tratar sobre Crimea y los “criterios de seguridad” manejados por el Kremlin en este momento histórico.

Si Donald Trump logra esa “imposible” alianza con Vladimir Putin, antes de que llegue otro político que le suceda, será una buena garantía para que la Casa Blanca sea escuchada y atendida con seriedad por la siguiente generación de rusos que nunca deberían olvidar que fuimos amigos y aliados en la “Gran Guerra Patria” y que el 90% del hardware militar utilizado por los rusos contra los nazis era Made in U.S.A. …

Cientos de millones de dólares aportados por Estados Unidos y sus aliados, que fueron determinantes para que la Unión Soviética aplastara, en gran medida, al Tercer Reich; un moderno y crucial armamento que fue transportado a la Unión Soviética por heroicos compañeros de armas, canadienses, americanos, británicos y rusos que arriesgaron sus vidas en la más grande de las hecatombes que ha sufrido este planeta.

Estados Unidos está descuidando “detalles” de extraordinario valor sobre la historia compartida con Rusia… Ni siquiera Ucrania merece un tratamiento superior al de Rusia y la valiosa negociación en torno al “Dombás” … Dar una cierta seguridad a la alianza con Rusia no es perder, sino - como diría Donald Trump- “ganar y ganar...

Los rusos siempre han sostenido, con una “ligera” y sutil lealtad, que la historia compartida debe jugar un papel unificador. Lo que se avecina es tan triste y peligroso que todas las demás guerras serían contempladas como un juego de niños…

Señoras y caballeros lectores, Estados Unidos y sus aliados se preparan para una guerra contra China que no desean. Las patrullas militares ya se están situando en la zona de aguas disputadas. Sube la preocupación en Australia donde ya se ven como una provincia china si no se hace frente a todo esto. El desafío de China a las normas internacionales ha hecho entrar en pánico a todos sus vecinos excepto a Rusia...

Si todo este grave asunto se ha tomado en serio, háganse una idea del significado que tiene cuando todos los asesinos islamistas del planeta se han ofrecido voluntarios para una guerra sin cuartel contra Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo...

Reaccionar en este momento de la historia es un deber de todos los países que estarán a merced de autocracias y dictaduras que han declarado abiertamente que la democracia ha fracasado y que debemos dejar paso a los tiempos más oscuros de un más que previsible y terrorífico futuro.

Los autócratas quieren su oportunidad para dominar el planeta y los islamistas radicales siguen asesinando en todo el mundo, perturbados por un sueño irrealizable que los fanáticos siempre han convertido en pesadilla que vivirán ellos y sus descendientes...

Si habían supuesto, todos los enemigos de Washington, que la rendición incondicional o un aterrizaje suave eran la única salida para el imperio americano, se han equivocado; de la misma forma que Rusia cometería el gran error de estar en el lugar equivocado en los peores momentos de la historia moderna.

Esperemos que no sea tarde.







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