www.diariohispaniola.com

Homenaje de Stefan Zweig

Por Antonio Sánchez Hernández
x
antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
http://antoniosanchezhernandez.com/
martes 06 de marzo de 2018, 23:22h
La primera idea que tuve yo de Cien años de soledad fue la imagen de un viejo llevando un niño a conocer el hielo, y fíjate que el hielo está en una carpa de circo y hay que pagar entrada y todo, porque el pueblo era terriblemente caliente, donde no se conocía el hielo, y entonces el hielo venía como viene un elefante o como venía un camello. Alrededor de eso se fue construyendo el libro. Gabriel García Márquez.
Nos cuenta Stefan Zweig en su libro sobre Magallanes:
“En el principio del año 1500, el mundo creía que el planeta era plano. Magallanes descubrió a principios del año 1515 que el mundo era una esfera, donde los océanos, su parte grande, como vasos comunicantes se comunicaban entre sí. Desde entonces, España y Portugal se hicieron lobos de mar y el arte de la construcción de naves es fomentado sin tregua, y en pocos años sustituyen a las antiguas “barcas”, o sea botes de pesca abiertos, con una tripulación de dieciocho hombres, las genuinas “naos”, anchas embarcaciones de ochenta y cien toneladas, capaces de soportar los azares atmosféricos en la navegación de alta mar.

En el principio de plano a esfera, encontramos el mundo de las especies. El mundo europeo necesita de las especies y buscándolas, se descubre que el planeta era redondo. Desde que los romanos, a través de sus viajes y sus campañas, empezaron a hallar gusto en los ingredientes estimulantes, calmantes o embriagadores de Oriente, las tierras occidentales no saben ya prescindir de la especiería, de las drogas índicas, tanto en la cocina como en la bodega. Un plato no está en su punto si no lo cargan de pimienta; llegan a echar jengibre a la cerveza y refuerzan el vino con especies molidas, hasta que cada sorbo quema en la garganta como pólvora.

A cambio de pimienta se adquirían haciendas, se pagaban dotes y se obtenía el derecho de ciudadanía; príncipes y ciudades cobraban tributos en pimienta, y cuando en la Edad Media se quería ponderar la riqueza de un hombre, se le motejaba de “saco de pimienta”. El jengibre, la canela, la quina y el alcanfor se pesaban en balanzas de orfebre o de boticario, tomando la precaución de cerrar puertas y ventanas, no fuera que una corriente de aire aventara ni siquiera una dracma del precioso polvo.

Por doce manos, si no más, como las drogas modernas, ha de pasar usurariamente la especie índica antes de llegar a la última, la del consumidor europeo. Conviene saber que la especiería ha de pasar por doce manos que se reparten la ganancia, se satisface cada una de ellas con el áureo jugo de las especies índicas. El comercio de las especies se considera el más lucrativo de la Edad Media, pues en él se reúnen el más pequeño volumen y el margen más grande de beneficio. Incluso si de cinco barcos vuelve solo uno al cabo de tres años, su carga compensa con creces el desastre, pues un solo saco de pimienta vale en el siglo XV más dinero que toda la especie humana. Los Palacios de Venecia y los de Iso Fugger y Welser se construyeron casi exclusivamente con dinero ganado en las especies índicas.

Las Cruzadas no fueron solamente un intento puramente místico para arrebatar a los infieles la tierra donde se erige el Santo Sepulcro; esta primera coalición cristiano-europea representaba, el primer esfuerzo lógico y ordenado para echar abajo aquella barrera que vedaba el mar Rojo y franquear a Europa y a la cristiandad el comercio con Oriente. El Islam continuaba atajando el camino de la India, y se despertó el deseo de encontrar otro camino libre, independiente. El valor que le dio el impulso a Colón para explorar el occidente, a Bartolomé Díaz y a Vasco de Gama hacia el sur, a Cabot hacia el norte, hacia Labrador, y a Magallanes quién mostró que el mundo era una esfera, nació ante todo, de la voluntad de descubrir, por fin, en beneficio del mundo occidental, una ruta marítima libre, sin pago de derechos, quebrantando así la ignominiosa prepotencia del Islam.

La búsqueda de especias era el motivo sin lo cual el dinero para estos planes comerciales hubiera corrido el riesgo, nunca los príncipes y los especuladores hubieran armado y puesto a su disposición una flota, sin la perspectiva de poder sacar enormes réditos de la suma empleada en el viaje del descubrimiento. Detrás de los héroes de aquella edad de los descubrimientos se movían como fuerzas impulsoras los negociantes, fuerzas económicas muy terrenales.

Las épocas heroicas no son ni fueron nunca sentimentales, y muy pobre correspondencia obtuvieron de sus reyes aquellos esforzados conquistadores que ganaron mundos para España o para Portugal. Colón vuelve a Sevilla encadenado; Cortés cae en desgracia; Pizarro es asesinado; Núñez de Balboa, el descubridor del mar del Sur, muere decapitado; Camoens, paladín y poeta de Portugal, calumniado por miserables funcionarios provinciales, pasa meses y años, como su gran colega Cervantes, en una prisión mucho mejor que un estercolero.

En el espacio de diez años, en mil noches y días, se había templado Magallanes en la espera sobre el infinito de los mares, y ha tenido que saber aprovechar el instante decisivo que pasa como un relámpago.

Se ha familiarizado con toda la raza de hombres, amarillos y blancos, negros y morenos, hindúes y negros, malayos y chinos, árabes y turcos. Lo que se llama historia no consiste en la suma de todos los hechos significativos que se han producido en el espacio y en el tiempo. La historia del mundo sólo abarca el pequeño sector que la exposición poética o sabia logró iluminar. Nada sería Aquiles sin Homero, y toda figura es sombra y los hechos se disuelven como la honda líquida en el mar inmenso si no existe el cronista que los hace permanente en su descripción o el artista que le da nueva forma”
.

La sangre, mientras tanto, dentro ya de las historias antiguas y modernas, actuales, pesa más que el agua, y el oro más que la sangre. No en vano, una de las novelistas más galardonadas del mundo actual, Agatha Cristi, decía que todas sus historias noveladas, cerca de un centenar, llenas de ficción, se basan en tres parámetros: los celos, la venganza y el dinero.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios