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Joe Kennedy III.
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Joe Kennedy III. (Foto: Fuente externa)

Joe Kennedy III en la República Dominicana

lunes 12 de febrero de 2018, 14:05h
Después de haber estudiado en la prestigiosa Universidad de Stanford, el joven Kennedy trabajó para la Secretaría de Estado de Medio Ambiente durante dos años, impulsando el proyecto de los Saltos de Damajagua, en el municipio de Imbert, provincia de Puerto Plata.
Charcos de Damajagua.
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Charcos de Damajagua. (Foto: Fuente externa)
Santo Domingo.- En días pasados salió a relucir en la prensa internacional el nombre de Joe Kennedy III. Se trata de un joven legislador de 37 años del Partido Demócrata de los Estados Unidos, seleccionado por esa organización política para responder de manera pública y oficial el primer discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado por el presidente Donald Trump en su ejercicio de gobierno.

En las reseñas se destacó, como parte de su hoja de vida, que Kennedy había vivido durante dos años en la República Dominicana. ¿Qué hizo en nuestro país este joven de una de las familias políticas estadounidenses más prestigiosas?

Después cursar estudios universitarios en la Universidad de Stanford, Joe Kennedy III se registró como voluntario del Cuerpo de Paz. Fue destinado a la República Dominicana. Una vez en este país se le asignó la Secretaria de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales como la institución en la que debía cumplir su servicio voluntario.

Las investigaciones realizadas para escribir esta reseña dan cuenta que, a raíz de la asignación del joven voluntario a nuestro país, la señora Rose Kennedy se comunicó con su amigo, el entonces canciller Carlos Morales Troncoso, para ponerlo al corriente del asunto. Otro tanto hizo el departamento de Estado, solicitándole al embajador estadounidense en Santo Domingo, Hans Hertell, dar seguimiento al recién llegado.

En la Secretaría de Medio Ambiente, a cargo en ese momento de Max Puig, se le ubicó en la Subsecretaría de Áreas Protegidas, con la misión específica de respaldar los trabajos que se realizaban entonces con relación al monumento natural Saltos de Damajagua.

Fue así como Joe Kennedy III se fue a vivir a Imbert, en la provincia de Puerto Plata. Vivió como viven los voluntarios del Cuerpo de Paz, de manera sencilla, compartiendo la vida de la gente, integrándose a la comunidad.

Para ese entonces el secretario Puig estaba empeñado, junto al equipo a cargo de Áreas Protegidas, en mejorar la gestión de estas zonas especiales de conservación, creando el Sistema Nacional de Áreas Protegidas para lo que contó con el respaldo de agencia de cooperación alemana GTZ, de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Como parte de este sistema se debía desarrollar un programa de comanejo de algunas de estas áreas. Este tipo de programas se sustenta en el criterio de que las comunidades deben ser asociadas a la protección de la naturaleza. De la misma manera, las comunidades deben participar en los beneficios que puedan derivarse de los programas de visita y esparcimiento en estas áreas.

El joven Kennedy jugó un papel en la creación y desarrollo del programa de comanejo en los Saltos de Damajagua. Apoyó los jóvenes del lugar y ayudó a su formación como guías turísticos.

El proceso no estuvo exento de conflictos. Se denunció entonces que había grupos interesados en apropiarse de “los charcos”, como se dice en Imbert, para usufructuarlos en su beneficio particular. Joe se puso del lado de los comunitarios.

En 2006, la secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales adoptó las “Políticas para la Gestión Efectiva del Sistema Nacional de Áreas Protegidas”, lo que permitió crear un marco específico de políticas de comanejo y establecer las primeras experiencias piloto en ese sentido, siendo una de ellas la de los Saltos de Damajagua.

La participación de la sociedad y sus organizaciones en la gestión de los Saltos -que son 27 en total- ha resultado exitosa. La impresionante belleza del lugar atrae mas de 60 mil visitantes cada año.

Del pago que realiza cada visitante al balneario se destinan 95 pesos para el consejo de comanejo, 5 para los propietarios de los terrenos, 30 para obras comunitarias y el resto se reparte entre los guías turísticos.

De este modo se garantiza el mantenimiento de las instalaciones y la compra de equipos como cascos, chalecos y zapatos que son puestos a disposición de los visitantes.

Igualmente se asegura la construcción de obras de interés comunitario como escuelas, parques, caminos y otras obras.

Además de la creación de más de 100 empleos directos, el proyecto les ha permitido a grupos comunitarios de la zona la creación de circuitos ecoturísticas que permiten a los visitantes conocer de cerca las labores agrícolas y convivir con los residentes.

El joven Joe Kennedy III que, como se señala en este artículo, contribuyó a la realización de este proyecto de conservación de la naturaleza y de interés comunitario, dejó muchos amigos en Los Llanos de Pérez, donde residió, y en muchas otras comunidades aledañas.
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