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Audacia, valor, astucia e inteligencia...
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Audacia, valor, astucia e inteligencia... (Foto: Alfonso M. Becker)

Audacia, valor, astucia e inteligencia...

Por Alfonso M. Becker
viernes 24 de noviembre de 2017, 22:16h
Oriente Medio es la representación del infierno terrorista creado por el resurgimiento de las violentas corrientes del Islam; pero el corazón de Mackinder -y más concretamente el Cáucaso- es un hervidero de identidades religiosas, diferencias étnicas y conflictos nacionalistas que comenzarán a estallar muy pronto bajo la batuta del Partido Comunista chino y el ojo avizor de Beijing...
El Pentágono tiende a rechazar, desde la era de Barack Obama, a bombo y platillo, el intervenir en Oriente Medio, al menos, como protagonista “estelar”… No se sabe muy bien qué quiere decir esto de un supuesto “papel secundario”, “observar desde atrás” o “estar ahí por si acaso” para intimidar a cualquiera de los múltiples actores que intenten romper el guión establecido por Washington o Moscú … Pero es demasiado evidente que actualmente, con más de media docena de bases militares estadounidenses en Siria, cualquier apreciación desde Washington en torno a la no intervención solo puede sonar ridícula…

Tan absurda como tratar de esconder no solo las bases americanas Sirias “secretas” desde hace dos años… O los sistemas balísticos y sofisticados radares desplegados en Israel o en Saudí Arabia; o los antiaéreos de última generación colocados en las bases militares aeronavales que el Pentágono y sus aliados europeos tienen en la monarquías del Golfo Pérsico, con más de quince puertos de aguas profundas repartidos estratégicamente; no solo el gigantesco complejo aeronaval de Bahréin sino en varios países que abarcan desde el Mar Rojo, Mar Arábigo, y East Africa desde Djibouti hasta Kenya.

Es probable que seamos demasiado quisquillosos a la hora de interpretar las intenciones verdaderas del Departamento de Defensa estadounidense en una guerra de inteligencia, o las aberrantes mentiras de los magos de Moscú sobre sus imperdonables “discrepancias” con el socio americano… pero si la violencia extrema, la destrucción, el crimen y el exterminio, son la impresión reinante en todo el Middle East; y las muertes sobrepasan ya el medio millón de personas solo en Siria, sin contar la tragedia de Yemen, nadie podrá creer ninguna de las mentiras “notables” con pretensiones pedagógicas desplegadas por la Casa Blanca o por el Kremlin…

Sin embargo -como dicen algunos de los más prestigiosos laboratorios geopolíticos británicos- cuando la inestabilidad del gobierno de Bashar al-Assad se asoma al precipicio, o cuando la pérdida del control territorial y la destrucción total de todas sus ciudades incluyendo a Damasco es pública y notoria, el presente “victorioso” del dictador no puede ser otra cosa que fugaz y su futuro más que previsible: gobernar sobre la nada chiíta, entendiendo por “nada” la desintegración de la Siria del clan Assad y el verdadero control de su antiguo territorio por los dos grandes actores de la nueva guerra “congelada” porque a nadie le apetece llamarla -otra vez- guerra fría...

La fatiga de guerra del US Army era la noble excusa del Departamento de Defensa para ordenar a sus aliados y socios que la defensa de los intereses geopolíticos es demasiado costosa, no solo en dinero del tesoro sino también en política doméstica, y que había que arrimar el hombro… Vladímir Putin parece que fue el único socio con un “plan” de credibilidad absoluta para el Pentágono ya que, a pesar de la grave crisis económica de Rusia, el contingente armado desplegado por el Kremlin era capaz, con sus vetustos cacharros bélicos, de intimidar a moros turcos y persas en su conjunto mahometano...

Sostenía Moscú que la nueva representación melodramática en Oriente Medio exigía un “oponente” bipolar como agente aceptado en el territorio sirio no solo por el extremismo yihadista sino casi bendecido por las repúblicas islámicas del teatro de operaciones militares y terroristas… No había lugar ni para las botas yankees, ni francesas, ni británicas, ni para los infieles aliados del gran Satán… Así que fue Moscú quien se llevó el gato al agua y se quedó con un “empleo” disputado que le reportaría grandes beneficios económicos con muy pocas bajas militares… Ese “ganar-ganar” del que hablaba Donald Trump, se lo aplicó en propio Putin, también su élite gobernante, sus amigos millonarios y el “renacimiento” de una clase militar rusa, en la miseria y en la ruina, que ahora podía vender sus excedentes y reconstruir unas fuerzas armadas modernas y dignas...

La escenografía que explicaba el Kremlin al Pentágono era que en esta sangrienta guerra de exterminio, ni los pueblos o ciudades controladas por Damasco en el mapa eran ya perdurables… Algo realmente espantoso que antes no solía ocurrir en la geografía… Es más, todos esos pueblos y ciudades eran un montón de escombros. Cuando el terreno socio-político y militar ha cambiado de tal forma en Siria, solo un imbécil perdedor y acabado, como Bashar al-Assad, puede celebrar “victorias” ante la evidente escombrera que lo acogerá como tumba...

Para reconstruir Siria era necesario inventarla de nuevo, y el actual presidente ruso, Vladímir Putin, la inventó nombrándose -él mismo- protector de Assad, ya que el dictador sirio no lo llamó porque tenía suficiente con el eje Damasco-Teherán-Hezbollah para enfrentarse a sus enemigos... Hizo saber el Kremlin a Bashar al-Assad que no le duraría 5 minutos a Israel y sus aliados; y que sus amigos chiíes no podían detener a una potencia atómica...

Putin inventó una Siria más debilitada y asequible para ser invadida sin tanto ruido… y a millares de terrorista musulmanes asesinados por la aviación rusa… Protegiendo las fronteras de Israel y abriendo la puerta a Washington, a Turquía y a un pueblo kurdo con el que tiene proyectos multimillonarios… El nuevo invento ha consistido en colocar tres bases rusas perdurables de tierra, mar y aire, mientras se representa el fin de las actividades militares de Moscú en Siria… El presidente ruso quiere “representar” también el llevarse a su gente a casa para antes de la Nochebuena y festejar el fin del 2017…Pero dejando claro que en sus bases militares, sus destacamentos rusos, celebrarán muchas más navidades ortodoxas y que saludarán a los americanos en las suyas...

El gran invento del Kremlin ha sido “machacar” a los yihadistas en Siria por miles y ahora volver a casa por Navidad... Después, en 2018, el proyecto es intervenir en Yemen para “arreglarlo” de igual forma… De esta manera puede justificar ante sus admiradores chiítas que ahora los bravucones milicianos de Teherán y los terroristas libaneses del Hezbollah, se las verán con Israel y con Estados Unidos, porque Rusia estará ocupada… tiene que “pacificar” el Yemen...

No hace falta decir que todo está financiado por el príncipe saudí Mohammed bin Salman y que todos los aliados árabes de Estados Unidos se han confabulado con Israel para destruir al terrorismo chiíta. La trampa para los ayatolas ya está servida. Tampoco hace falta decir que Vladímir Putin ya reclama para los suyos la aceptación incondicional de Crimea por parte de los socios occidentales y el borrón y cuenta nueva para las sanciones…

Seamos claros… Rusia ni puede ni tiene intención de reconstruir un nuevo imperio. El verdadero imperio de este inteligentísimo presidente ruso es la conformación de una nueva estructura gubernamental para un país violento y complejo como es la patria de los rusos; para el futuro democrático de una nueva nación como Rusia, que no parecía levantar cabeza hasta que el viejo Putin tomó las riendas de un país, de dimensiones descomunales, de 11 zonas horaria, de variedades de la naturaleza, de riquezas y proporciones continentales, a la deriva…

Vladímir Putin sabe que Oriente Medio es la representación del infierno terrorista mahometano creado por el resurgimiento de las violentas corrientes del Islam; pero el corazón de Mackinder -y más concretamente el Cáucaso- es un hervidero de identidades religiosas, diferencias étnicas y conflictos nacionalistas que comenzarán a estallar muy pronto bajo la batuta del Partido Comunista Chino y el ojo avizor de Beijing...

Este genial mandatario ruso será recordado siempre como el único hombre poderosamente multimillonario y -a la vez- verdaderamente patriota, que comprendió que su paso por esta vida solo podía culminar “regalando” al pueblo ruso un país fuerte y capacitado para defenderse de cualquier enemigo, incluyendo la formidable potencia militar china.

Ese gran país de Vladímir Putin puede ser el hermoso y codiciado corazón continental de Mackinder que se extiende desde el Mar Blanco y el Mar de Kara en el Océano Ártico, hasta el Cáucaso y los montes Hindu Kush y Zagros en Afganistán e Irán…

Señores lectores, aunque les cueste creerlo, la única forma de que los rusos hereden ese paraíso continental es compartiéndolo con Estados Unidos… Quizás ahora entiendan por qué Rusia se ocupa de Siria o de Yemen, o de Libia, mientras el Pentágono observa a la marioneta norcoreana de los chinos en Asia-Pacífico… No se dejen engañar por una nueva guerra fría.

Vladímir Putin trabaja por su cuenta como el mejor de los mercenarios estatales, haciendo algunos trabajos para Washington. Porque al presidente ruso le sobra audacia, valor, astucia e inteligencia… Y no es una aspiración desmedida.

Si no lo hace, los chinos se comerán a Rusia… Porque Beijing también tiene su propia versión sobre el “Destino Manifiesto”...





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