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Leonel Fernández, antes y despúes

Por Manuel E. Del Monte Urraca
lunes 03 de agosto de 2015, 20:57h
Supe de Leonel Fernández Reyna por conducto del Profesor Juan Bosch, de quien una tarde del año 1994 recibí una llamada telefónica. Al contestarle, me saludó muy afectuosamente, y a seguidas me dijo que deseaba verme, pues tenía algo importante que decirme.

JUAN BOSCH Mi relación con Don Juan, como me acostumbré llamarlo, se había producido desde hacía algún tiempo, debido a las veces que nos encontrábamos en casa de Natacha Sánchez, donde todas las semanas acudíamos para participar en su tertulia, a la que sin falta asistía el Profesor. Allí lo pude conocer algo más formalmente, de la misma manera que él me conoció a mí.

Esa misma tarde acudí a la casa de Natacha, siendo recibido por Don Juan en el mismo lugar en que se celebraban las tertulias. Después de saludarlo, e intercambiar algunos temas culturales, que eran los que acostumbrábamos tratar, Don Juan me comentó sobre un movimiento que el PLD estaba organizando con el propósito de respaldar su candidatura a la presidencia de la República del año noventa y cuatro, que se llamaría CAMBIO 94. Entre las cosas que me confió, como introducción a lo que me solicitaría, me sorprendió al mencionar la apoliticidad de Don Nandito, mi padre, quien nunca se inscribió en partido político alguno, incluyendo el Partido Dominicano, de triste recordación.

Y que a su entender, yo tampoco era un entusiasta de la política partidista, por lo que entendía mi ausencia de organización alguna de ese tipo. Incluyendo el Partido Reformista, con cuyo presidente había mantenido un interesante acercamiento, debido a mis servicios profesionales al frente del programa de Patrimonio Cultural, que hube de fundar, y dirigir, durante los casi doce años de su gobierno (1966-1978). Prosiguió diciéndome que él sabía de mí por la obra que yo había emprendido como Director de la Oficina de Patrimonio Cultural (OPC), y propietario de las cabañas Palmas del Mar, en la playa de Juan Dolio, donde él había estado, y recibido mis atenciones. Al entrar de lleno en lo que quería explicarme, y por el cual me había solicitado ir a verlo, me confió, que aunque el movimiento a crear era con fines políticos, la totalidad de sus miembros sería igual que yo, apartidista, y poco dado a participar en política.

Mencionó algunos de los que ya habían dado su asentimiento, y que en los próximos días se celebraría el primer encuentro. Sin pensarlo dos veces, le dije que contara conmigo, ya que estaba convencido de que se imponía un cambio, que los dos períodos y medio consecutivos de gobiernos del Doctor Joaquín Balaguer (1986-1996), me habían decepcionado. Que no obstante haber recibido de él su apoyo incondicional, y su consideración, por la obra que había realizado al frente de la OPC, habiéndome mantenido alejado de las actividades políticas que, como todos sabemos, fue su principal preocupación.

De manera extraña me había mantenido alejado de él, y de su gobierno, durante estos diez años, según se rumoreaba por imposición de Rafael Bello Andino, uno de sus más fieles colaboradores, al igual que de mis eternos enemigos, quienes se debían al Cardenal López Rodríguez, que presidía el Inútil Patronato de la Ciudad Colonial de Santo Domingo (1993), al igual que el Fondo para la Protección de la Ciudad Colonial (1991). patronato_colonial (Medium) Su eminencia reverendísima, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, en su calidad de Presidente del Patronato de la Ciudad Colonial y del Fondo para la Protección de la Ciudad Colonial, convocó una reunión con los representantes de las diversas organizaciones e instituciones que interactúan en la Ciudad Colonial para discutir sobre la preocupación existente del sector turístico, de que esta zona no está preparada para recibir la gran cantidad de turistas que arribarán al centro histórico una vez esté terminada la Autovía del Coral, la cual conectará la zona turística de Bávaro –Punta Cana con la ciudad de Santo Domingo.

Además de estar persuadido de que el panorama que se veía venir sobre la Nación no era nada alagueño, sin que una figura como la de Juan Bosch se hiciera cargo de conducir la nave del Estado.

No obstante sus desmejoradas condiciones personales. Que no dejaron de ser, igualmente, preocupantes. Ya preparándome para despedirme Don Juan me pidió que volviera a sentarme, ya que tenía otro asunto que tratarme. Para mi sorpresa empecé a oír lo que menos esperaba, después de lo tratado anteriormente. Me pidió, que lo ayudara dar a conocer la “mina de oro”.

La que yo no estaba muy claro de lo que se trataba. Aunque algo se había filtrado del mismo. A seguidas me dijo, notando mi extrañeza, que no me hiciera el pendejo, que él había llamado así a Leonel Fernández, quien sería su compañero de boleta en las próximas elecciones (1994), y que entendía que yo debía saberlo. Yo, que apenas había oído hablar del Dr. Fernández Reyna, le pregunté, que podía yo hacer para complacer tan complicada petición. A lo que me contestó, diciéndome que yo tenía muy buenas relaciones en el ámbito no partidista de nuestro país, y que mi contribución, entre esa masa de indiferentes, sería muy importante para lograr el triunfo esperado. Nuevamente, mi respuesta no se hizo esperar, no obstante mi poco conocimiento de los entresijos de la política vernácula.

Y de su diferencia de la que había, más o menos, conocido, durante mi permanencia en los Estados Unidos. Dicho y hecho, mi primer encuentro de tipo político tuvo efecto en los salones de Fiesta de Lux, en el que conocí, personalmente, al Dr. Fernández Reyna, y a una buena parte de los componentes del movimiento, así como a quien fungiría como enlace con el partido, el Lic. Félix Jiménez (Felucho), y su asistente, el Ing. Frank Rodríguez. Pasaron los días y las semanas y yo, al igual que los miembros de la junta directiva de Cambio 94, a la que me hicieron pertenecer, en calidad de encargado de prensa, propaganda, y cultura, nos reuníamos semanalmente, primero en casa de uno de sus miembros, y posteriormente, en un local cedido por otro miembro, situado en la Ave. Rómulo Betancourt. Además, cada martes sosteníamos un encuentro en el Hotel Napolitano, en el que se ofrecía una disertación de uno de los que componíamos el movimiento, en el que se trataban diferentes temas.

Tocándome a mí un turno, en el cual me referí al tema que dominaba, y sigo tratando de dominar, aunque desde mi cómodo retiro, y que no es otro que el referente al patrimonio histórico de nuestro país. Al terminar mi exposición, fui felicitado por todos los presentes, entre los que se encontraba, por primera, y única vez, el Dr. Leonel Fernández. Quien, además de felicitarme, me dijo, que después de haberme escuchado fue cuando verdaderamente se había dado cuenta de mi preocupación e interés por el tema. Posteriormente, organice un encuentro cultural, que tuvo efecto en el Hotel V Centenario, al que asistió la plana mayor del PLD, encabezada por su presidente.

En el que se leyó el borrador del programa cultural que desarrollaría el gobierno. Del que nunca más se oyó mencionar, una vez alcanzado el poder. Pasados unos cuantos días tuve la oportunidad de encontrarme con el doctor Fernández, a quien le manifesté lo que había empezado a hacer en relación a lo que me había solicitado el Profesor Bosch. Y a quien le comuniqué que había conversado con un joven abogado, ahora juez de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), llamado Francisco Ortega, quien había empezado a conducir el programa “La Esquina Joven de HOY”, del periódico HOY, en el que entrevistaba diversas personalidades del mundo político y empresarial.

A los pocos días recibí una llamada del Dr. Ortega, para confirmarme la invitación al Dr. Fernández Reyna. F-04-1994-Tertulia-La Esquina Joven F-03-1994-Tertulia-La Esquina Joven Como han podido ver, al encuentro con el candidato vicepresidencial asistieron muy pocas personas, a quienes yo no conocía. Pero, lo más importante para mí fue notar la ausencia de sus “compañeros” de partido, quienes pasados los años no se despegaban del mismo, haciendo toda clase de malabares para poder estar presentes. Y, de serle posible, en primera fila.

Pasaron los días, y solo veía al entonces candidato a la vicepresidencia muy de vez en cuando. Jamás para tratarle algo personal. Lo que dio por resultado que nos fuéramos alejando, y solo verlo en encuentros de los que celebraba el partido. Y de lejos. Volvió a pasar el tiempo, hasta que un día me correspondió estar presente en aquel acto en el que Juan Bosch y Joaquín Balaguer levantaron los brazos del que sería nominado a la presidencia de la República, por los dos líderes antagónicos. Penoso acto en el que pusieron a Balaguer y Bosch de mojiganga, a compartir una misma causa. Iniciándose así una nueva era.

Y que era. En la que el PLD iniciaba haciendo lo que tuviera que hacer para dejar instalado en el país un partido único. frente patriotico (Medium) Durante el largo período transcurrido entre aquel histórico día y el 16 de mayo de 1996, pude percatarme, de que entre el ya candidato presidencial y yo no había nada en común. Lo que no dejó de sorprenderme. No obstante, continué asistiendo a los mítines y actos del partido, en uno de los cuales, fui cartereado. Algo que sí no dejó de llamarme la atención fue ver a ciertos individuos que, de repente, de no haberse tratado nunca antes, no se despegaban del candidato.

Convirtiéndose en sus más cercanos “colaboradores”, y ocupando, rutinariamente, la mesa principal de los actos en que participaba Fernádez. Entre estos, recuerdo al señor Luis Manuel Bonetti, quien resultó ser nombrado Secretario Administrativo de la Presidencia, durante el período 1996-2000.LOS BONETTI (Medium) En una próxima oportunidad trataré de continuar narrando algunas de las incidencias en las que me vi envuelto, tanto durante aquel período, como en los siguientes.
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