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Científicos proponen invertir en iniciativas que promuevan cambio ambiental
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(Foto: Fuente externa)

Científicos proponen invertir en iniciativas que promuevan cambio ambiental

martes 13 de febrero de 2018, 18:28h
En el documento proponen que “las transiciones hacia la sostenibilidad se pueden producir de diferentes maneras, pero todas requieren presión de la sociedad civil y argumentaciones basadas en evidencias, liderazgo político, políticas adecuadas, mercados y otras consideraciones”.
Santo Domingo.- Ante la amenaza del cambio climático, más de 15 mil investigadores y científicos de 184 países proponen soluciones hacia la sostenibilidad que incluyan la inversión en iniciativas que promuevan un cambio ambiental. La Unión de Científicos Preocupados o Union of Concerned Scientists, UCS, por sus siglas en inglés, dicen que están preocupados porque “hemos desatado un evento de extinción masiva de especies, la sexta en unos 540 millones de años, mediante la cual muchos de las actuales formas de vida podrían ser aniquiladas o, como poco, comprometidas a la extinción hacia el final de este siglo”.

Esta advertencia de los científicos fue denominada un segundo aviso. El primero se hizo en 1992. En diciembre pasado, al conmemorarse los 25 años del primer aviso los estudiosos hicieron este nuevo llamado a la atención.

En el documento proponen que “las transiciones hacia la sostenibilidad se pueden producir de diferentes maneras, pero todas requieren presión de la sociedad civil y argumentaciones basadas en evidencias, liderazgo político, políticas adecuadas, mercados y otras consideraciones”.

Con urgencia entienden que hay que desinvertir en inversiones monetarias e invertir en iniciativas que promuevan cambio ambiental; idear y promover tecnologías no contaminantes y adoptar masivamente energías renovables y, simultáneamente, eliminar subvenciones a la producción de energía con combustibles fósiles.

Así mismo priorizar la promulgación de grandes reservas protegidas de una proporción significativa de los hábitats terrestres, marinos, de agua dulce y aéreos de todo el mundo; así mismo se debe parar la conversión de selvas, bosques, pastizales y otros hábitats naturales.

Entienden que se debe reducir el desperdicio de alimentos mediante educación y mejores infraestructuras; promover un cambio hacia dietas más vegetales y menos animales; aumentar la educación ambiental para niños; revisar nuestra economía para reducir desigualdades y asegurarse que precios, impuestos y sistemas de incentivos tengan en cuenta los costes reales que nuestro patrón de consumo imponen en nuestro medio ambiente.

“…La humanidad ha fracasado en hacer suficientes progresos para resolver esos retos ambientales previstos y, de manera muy alarmante … especialmente preocupante es la trayectoria actual del catastrófico cambio climático de origen humano debido a las crecientes emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) procedentes de la quema de combustibles fósiles (Hansen et al. 2013), la deforestación (Keenan et al. 2015) y la producción agrícola – principalmente por la ganadería de rumiantes y el consumo de carne (Ripple 8 et al. 2014)”.

Los científicos apelan a que la sociedad civil y medios de comunicación hagan valer la presión ante los políticos para que estos pasen a la acción inmediata como un imperativo moral.

“Con una marejada de esfuerzos desde organizaciones surgidas desde el pueblo, la obstinada oposición puede ser superada y los líderes políticos se verán obligados a hacer lo correcto. Es también el momento de re-examinar y modificar nuestros comportamientos individuales, incluyendo nuestra propia reproducción (idealmente, al nivel de reemplazo, 2 hijos por mujer, como máximo) y reducir drásticamente nuestro nivel de consumo per-cápita de combustibles fósiles, carne y otros recursos”.

El documento señala que estamos “poniendo en peligro nuestro futuro por nuestro desproporcionado consumo material y por no darnos cuenta de que el alocado crecimiento de la población mundial es el principal impulsor detrás de la mayoría de amenazas ecológicas e, incluso, societales (Crist et al. 2017)”.
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